martes, 26 de febrero de 2013

Curiosidades varias...



Hola a todos!!
 
    Hoy he pensado que os voy a contar un poco cómo funciona este país, qué se vende en los supermercados, qué clima tenemos, cómo es lo de conducir por la izquierda… Vamos, contestar a esas preguntillas tan habituales.

    Bueno, para empezar he de decir que me sorprende el modo de vida irlandés. Yo que me esperaba una ciudad tipo Huesca, con unos límites muy definidos, en los que puedes ir andando a todas partes, y me he dado cuenta de que me recuerda bastante más a las ciudades americanas que a las europeas. Lo cual me encanta, por cierto. Hay un centro de la ciudad muy definido, pequeñito, ahí sí que te puedes mover sin problemas andando porque no tendrás más de quince minutos de punta a punta y luego toda la ciudad son urbanizaciones de casitas (pareadas o adosadas habitualmente). Esto hace que la ciudad se extienda mucho más de lo que estamos acostumbrados, y que el uso del coche sea casi imprescindible. Digo casi porque también hay autobuses, pero la frecuencia no debe de ser para tirar cohetes… 

    Pero es genial, porque aunque vas en coche a todos lados, también encuentras aparcamiento en todos lados, en la puerta, así que si tienes que hacer recados no pasa nada, coges el coche, vas, aparcas, entras y sales. La pega: que obviamente consumes más gasolina que en España, que encima está sustancialmente más cara (en torno a 1.60 €/l), pero en fin, qué le vas a hacer…

    Algo que llevamos peor son los horarios. A las 6 de la tarde en general entre semana cierran todo, excepto los supermercados, que hay algunos que cierran a las 7, otros a las 8, otros a las 10 y otros que no cierran, directamente. Y digo en general, porque aquí cada día hacen lo que les da la gana. ¿Qué es eso de poner un horario general de lunes a sábado? No, no, no, mucho más divertido, cada tienda/supermercado pone el horario que les sale de los coj*** en función del día de la semana. Por ejemplo, la tienda Next, de ropa, abre los lunes y martes de 9 a 18; de miércoles a viernes, de 9 a 21; los sábados, de 9 a 19. 30; y los domingos, de 10. 30 a 19. Vamos, que no puedes salir de casa con un destino concreto sin mirar a qué hora cierran, jajaja… Ah, y sí, aquí abren los domingos, muchas tiendas sólo de 12 a 17 y cosas así, pero bueno, está bastante bien, me gusta.

Y con los supermercados muy bien también, la verdad es que nos hemos llevado sorpresas muy agradables, de cosas que no esperábamos encontrar y que hemos encontrado. De hecho, tengo varias listas:

COSAS QUE NO ESPERABA ENCONTRAR Y HE ENCONTRADO
-     Aceitunas. Venden en todos los supermercados, y en un Tesco que abre las 24 horas las tienen hasta rellenas de anchoa :))
-      Morcilla. Increíble pero cierto, no es morcilla española sino “Black pudding”. Resulta que a los irlandeses les debe de ir desayunar morcilla, porque en la etiqueta pone que es para un desayuno irlandés perfecto. El día que me dio por mirar qué era eso del black pudding y vi que los ingredientes eran básicamente sangre de cerdo, arroz y cebolla casi me meo de la risa, yo que pensaba que era algo typical Spanish, jajaja…
-      Chorizo y jamón serrano. En todos los supermercados, el chorizo es español y el jamón, italiano, español o incluso algo raro alemán. Pero bueno, vale igual ;)
-       Tortilla de patata precocinada. Sin comentarios…
-     Fondant (del de mis tartas, no chocolate). Genial, así no me tengo que ir a buscarlo a ninguna tienda especializada
-        Barras de pan. Pensaba que aquí les iba más lo del pan de molde, pero no, venden pan en todas partes :)

Obviamente, con chorizo, morcilla y demás, el domingo hice cocido y lentejas (no, no era todo para ese día, sino para guardar en tuppers, ¡¡que no soy tan bruta!!)


COSAS QUE ESPERABA ENCONTRAR Y NO HE ENCONTRADO
-       Caldo para hacer sopa. Ay, qué dolor, de ese del de Gallina Blanca, que se puede considerar que ha sido un pilar fundamental en mi alimentación, y no hay. Tienen 8,7 millones de cremas y demás, pero caldo líquido al que añadir pasta, no tienen. De hecho, prácticamente no hay pasta para sopa, es todo tamaño macarrón como mínimo… Así que nada, ajo y agua y a hacérmelo yo, qué le vas a hacer…
-          Pan rallado
-          Sirope de chocolate (¿¿cómo pueden no tener??)
-          Latas de tomate triturado. Pero bueno, me apaño con las de tomate troceado…

COSAS QUE NO ESPERABA ENCONTRAR Y, EFECTIVAMENTE, NO HE ENCONTRADO
-          Pipas (snif, snif)
-         Croquetas (jajaja, que conste que he puesto que no esperaba encontrar, jijiji). Pero ya tengo un par de recetas por ahí preparadas…

Y COSAS CURIOSAS EN GENERAL
-         La sección de patatas fritas congeladas de Tesco es la más grande que he visto en mi vida. Es un pasillo tan largo que hicimos foto para enseñároslo. Y la sección de pizzas tampoco se queda atrás… Cada vez que vamos a por una pizza o a por patatas, nos tiramos un cuarto de hora intentando decidir, jajaja…

Far, faaaar awaaaaay...


-       Tienen muchísima comida precocinada, como las cremas y demás de las que os hablaba antes, y luego rollos de carne con salsa rellenos, platos de verduras al vapor listas para el micro, patatas asadas con queso… Aparte de comida extranjera, como lasaña y demás (vale, de eso también tenemos nosotros), tienen mucha comida china y asiática en general lista para llegar y calentar, como pato al estilo Pekín, que compramos una noche para hacer cena temática y estaba bastante bueno, la verdad.

Pato, rollitos de primavera, arroz no me acuerdo cómo, pan de gambas y salsa de soja (había como 20 para elegir)


-         Tienen la puta mala costumbre (sí, he puesto un taco, pero es que me enfado un montón con ellos, sobre todo si estoy cansada) de no seguir una lógica en los pasillos, al menos no la lógica española. Después de un mes aquí yendo casi todos los días, todavía no sé en qué se basan para ordenar las cosas. Los 8,7 millones de cremas, en vez de estar junticas en un pasillo, las tienen en 4 pasillos diferentes. Las bolsas de basura, en lugar de estar en el mismo pasillo en el que están los cubos de basura y el papel de cocina, está seis pasillos más allá, debajo del  cartel de la comida de perro. Y ayer, sin ir más lejos, encontré vinagre de Módena en tres pasillos diferentes. Me desespero…

-       Para la fama de borrachines que tienen, el alcohol es carísimo. Es difícil encontrar cerveza que baje de los 3 euros el litro, y más difícil es encontrar latas de 33 cl, son todas de medio litro. Y claro, no siempre te apetece meterte medio litro de birra... Lo que más se acerca son los botellines de San Miguel (sí, sí, san Miguel) de 275 ml. Obviamente, el vino es igual de caro o más, no hay ninguna botella que baje de 5 euros, ninguna, con lo cual eso de echar un chorrito de vino a los guisos se ha acabado, jajaja (aunque reconozco que ayer compramos una botella de vino blanco precisamente para eso, jejeje).

    Ah, sí, se me olvidaba: si nos quejábamos en España de que nos cobraban las bolsas, aquí también lo hacen por el módico precio de 22 centimazos, cosa que tuvimos que descubrir precisamente el día que pedimos ocho de golpe, jajaja, así que para no dejarnos medio sueldo en bolsas (jo, qué exageradica soy a veces) y estar más integrados, hemos comprado la bolsa que lleva todo el mundo ^^


Es taaaan mona con sus mariquitas... Y de fondo, nuestro Tesco de confianza ^^


    Halaaaa, si me he extendido… Y es que me pongo a cascar y no paro, siempre igual :) supongo que es lo que tiene que vayamos escribiendo con cuentagotas, que se me acumula la jarana ;)
    Sólo os quería contar un poquito también que con el clima estamos bastante contentos, la verdad. Ahora mismo, si no recuerdo mal, lleva más de una semana sin llover, y cuando llueve en general no imposibilita mucho, son “showers” como llaman aquí. Vamos, un agua de media hora y listo. Por la noche sí que pueden bajar mucho las temperaturas, esta mañana Jorge ha tenido que echar agua caliente sobre el parabrisas porque estaba con una fina capa de hielo, pero ahora mismo no hay ni una sola nube y según Accuweather estamos a 5ºC y subiendo. La verdad, hay mucha diferencia entre esta zona (sunny Ireland como la llaman) y el noroeste, donde estuvimos la primera semana. Acostumbrada al frío de Zaragoza, no he notado gran diferencia, la verdad, y la ausencia del cierzo ayuda bastante. La ventaja es que en verano, en lugar de los 40 graditos a la sombra de Zaragoza, tienen unos 20-25ºC, así que quizás por fin descubramos qué es eso de las chaquetas finas que usa otra gente en primavera y demás, jajaja, y no a lo que estamos acostumbrados: pasar del abrigo con gorro a los tirantes y chancletas, jeje… Pero bueno, del verano no voy a hablar aún que todavía no lo he vivido :)

Para que veáis que no mentimos, esta es una de las zonas en las que menos llueve y más sol hace de Irlanda, de ahí que la llamen Sunny Ireland :)) (sí, estamos en el punto rojo, jejeje)


Se me olvidaba: un día nevó, pero a las dos horas salió el sol, se fueron las nubes y desapareció la nieve, snif...


    Y por último, lo de conducir por la izquierda. La verdad, no ha sido para tanto. Reconozco que yo he tenido ventaja, porque no es lo mismo llegar a Irlanda y coger el coche, que llevar un par de semanas aquí, habituándote desde el asiento del copiloto al tráfico, haciendo que poco a poco tu cerebro cambie de chip. Lo más difícil, para mí, cambiar de marchas con la izquierda, por aquello de que con la izquierda soy torpe en general, pero vamos, el segundo día ya me había acostumbrado. Y ya. No hay ninguna otra dificultad. Las rotondas (que hay un huevo y la yema del otro) están muy bien señalizadas (en todos los aspectos, porque cada una tiene nombre, con lo cual es muy fácil ubicarte en los mapas) y en ningún momento tienes duda de si hay que girar hacia la derecha o hacia la izquierda. De hecho, es muy curioso, porque cuando te aproximas a una rotonda siempre hay dos carriles, y te tienes que posicionar en ellos ANTES de entrar en la rotonda: si vas a salir en la primera salida o a seguir recto, te pones en el de la izquierda; si vas girar hacia la derecha, en el de la derecha. Así es mucho más cómodo, puedes prever antes los movimientos del que está en la rotonda, y es mucho más fácil :)

Os he buscado hasta un esquema, para que no os quejéis ;)


    Bueno, y hasta aquí hoy. Otro día os contaré qué tal es eso de tener tu propio contenedor de basura, qué se ve en la tele irlandesa, cuáles son mis dos nuevas aficiones, qué tal el turismo de la zona, cómo celebran aquí San Valentín, y sobre todo, qué tal extraen sangre las enfermeras, que hoy me hacen la prueba de la glucosa para detectar si tengo diabetes gestacional, MIEDITOOOOOOOOOOOOO…

Besos!
Ingrid

PD: hoy hace un mes que llegamos ya, ¿a que se ha pasado rápido?
PD2: FELICIDADES ANAAAAAAA!!!
PD3: FELICIDADES TÍA LUCIIIIIIIIII!!!

lunes, 18 de febrero de 2013

Con casa, coche y curro

¿Qué más podemos pedir? Exacto, que vengáis a visitarnos para que podamos enseñaros en persona un poquito más de este bonito país, así que id reservando unos días, o seguiréis en la lista negra. Y no es broma, está colgada en el rincón español que os enseñará Ingrid en la próxima entrada…

La verdad es que podemos decir que por fin estamos completamente aposentados en Irlanda. Eso es algo de lo que te das cuenta cuando ves que ya tienes cierta rutina en tu vida, como por ejemplo, la siesta, agradable momento de sopor postprandial que una diabólica melodía se encargaba de jodernos día tras día y cuyo origen no conseguíamos encontrar. La cosa es que dura solo unos segundos, los justos para despertarte y que no puedas volver a conciliar el sueño. Hasta que un día, al escuchar la musiquita de turno, nos lanzamos a mirar por las ventanas, Ingrid en el piso de abajo, mientras yo trepaba a la planta alta como alma que lleva el diablo y… ¡Eureka! El jodesiestas es un auténtico carrito de los helados con su aguda melodía para niños, que decide pasar con sus laminerías a las 3:30 de la tarde. Sí, en Irlanda, en febrero, nosotros tampoco lo entendemos. No obstante, antes o después compraremos uno (un helado, no un carrito) para hacerle una foto y que veáis como mola la furgonetilla.

Tras alquilar la casa le tocaba el turno al coche. Queríamos algo baratito para ir tirando unos meses e ir moldeando la chapa a base de llantazos y golpes mientras nos adaptamos al sistema de conducir al revés, así que nos pateamos todos  los concesionarios habidos y por haber en busca de alguna ganga. Y eso era difícil por dos motivos, uno, que no tenemos ni idea de motores y dos, que en Irlanda los coches de segunda mano son carísimos. Si además le sumas que siendo extranjeros debíamos parecer dos guiris en Salou buscando paella y sangría típicas (o sea, sáblame que soy extranjero, tengo dinero y me fio de ti completamente), ni te cuento. No obstante, a base de mucho comparar y aprender por ejemplo que, en Irlanda, en la matrícula del coche pone el año del mismo, conseguimos un Skoda Octavia de gasolina por 2000 euretes. Nos lo vendieron en un taller con la ITV de aquí pasada y con tres meses de garantía de motor y cambio de marchas, así que si nos dura un añico, eso que nos llevamos.


Lo dicho, coche y casa

No podía faltar la cinta de la Virgén del Pilar con nuestra bandera

Maletero amplio. Como veis, cabe un ternasco entero


Y tras comprar el coche, había que devolver el de alquiler en Dublín, así que aprovechamos para ir a Ikea a comprar cosillas para la casa y, si no hubiera caído el gran diluvio, nos hubiéramos quedado a ver la ciudad, pero otra vez será. La cuestión es que, con la emoción del coche nuevo, las prisas por devolver el otro sin que nos penalizaran por devolverlo tarde y las compras de nuestro nuevo hogar... bueno, eso y que somos una pareja peculiar, nos encontramos a las 8 de la tarde, agotados, en la puerta de nuestra casa… ¡Y sin llaves! Yo había puesto la llave en el llavero del coche, con lo cual me la dejé en Dublín, e Ingrid no las había cogido, con lo cual estaban dentro, así que ¡tachán! ¡un nuevo capítulo de conversaciones telefónicas con nuestro inglés de 1000 palabras: busca a un cerrajero de urgencia!. Al final no salió muy mal la cosa; cerradura nueva en media hora y un tío simpático que hasta se disculpaba por el elevado precio que nos tenía que cobrar por ser urgente y nocturno: 70 euros (sé lo que pensáis, igualico que en España).

Y antes de contaros cómo es mi trabajo por aquí (del resto de anécdotas de la vida diaria se encargarán mis chicas), una muestra de lo que nos cuesta a los pobres adaptarnos a tener una casa de ricos (por 600 euros, eso sí). Llegando un día de comprar, no nos acordamos de que estaba la alarma puesta, así que teníamos 25 segundos para desconectarla metiendo el código. Pero el código estaba en mi cartera, y yo llevaba las manos cargadas, así que traté de sacarlo lo más rápidamente posible mientras me caían las gotas de sudor por la frente y veía la cuenta atrás en la pantallita azul pitando con cada segundo que pasaba. Y en esto que Ingrid decidió ir metiendo la compra al salón, pero ¡Oh, gran error! la casa tiene sensores de movimiento y se disparó la alarma sonando a un volumen digno de un concierto de Manowar, con las lucecicas de fuera encendiéndose y apagándose y nosotros más agobiados que un pez en los Monegros hasta que por fin, encontré la clave, la metimos y todo acabó. Eso sí, estuvimos un rato esperando a que viniera la poli para que la anécdota hubiera sido más jugosa, pero no.

¿Y cómo es mi trabajo de aquí? Pues a mí me gusta bastante, la verdad, al menos de momento. Y eso que me doy cuenta de que, como inmigrante que soy, he venido a realizar el trabajo que los médicos de aquí no quieren hacer, pero que es 100 veces mejor que el  que tenía en España. La pega es que me toca currar principalmente las noches y los fines de semana, pero bueno, no me puedo quejar. Aquí, los médicos de familia o GP (General Practitioners) trabajan de 9 de la mañana a 6 de la tarde ocupándose ellos de los asuntos urgentes también durante esas horas. A partir de entonces, de todas las urgencias se encargan varias empresas dedicadas a este fin. En mi caso, la empresa se llama Caredoc y se encarga de todo el sureste de la isla. La gente llama a un número de teléfono y pasan por un triaje con un programa informático llevado por enfermeras especializadas, que determina si el paciente precisa directamente una ambulancia para ir al hospital (solo con paramédicos), o si nos encargamos nosotros. En ese caso el asunto puede ser una emergencia (prioridad absoluta, por ejemplo un posible infarto), una urgencia (máximo 45 minutos en atenderlo, por ejemplo un anciano con múltiples enfermedades y con fiebre muy alta) o un caso rutinario (en este caso, tenemos hasta cuatro horas y son, por ejemplo, un catarro o un dolor de muelas).



Si el paciente puede acudir a la base donde pasamos consulta, se le da cita a una hora determinada y, si no, acudimos a su domicilio. Para los domicilios tenemos un conductor que nos lleva en un coche completamente equipado (eso sí, sin enfermera, así que los sondajes, los ECG, las vías y demás, me tocan a mí, claro). El  vehículo es un Ford Kuga sin asientos en la parte posterior para que quepa el material, que es: maletín médico (medicación oral, fonendoscopio, termómetro timpánico, inyectables, esfigmomanómetro, depresores linguales, otoscopio, oftalmoscopio, etc.), maletín de curas y vendajes, maletín con material de sondajes, ECG portátil, aspirador, desfibrilador, sueros, nebulizador, oxígeno… Vamos, de todo. Menos meter al paciente dentro, puedo hacer prácticamente de todo en el domicilio, así que soy como una mini UVI móvil, aunque para los avisos que me tocan, con el primer maletín, me suele sobrar je, je.



El maletín abierto


El GP-móvil

Y para no aburrir, os dejo con una última curiosidad. Una de las noches de la semana pasada, a eso de las 4 de la mañana, ponen un aviso en la Garda Síochána, que viene siendo como el cuartelillo de la Guardia Civil. Motivo de la solicitud: "Section 4". Ni una palabra más de qué era lo que ocurría, así que nos encaminamos para allá y, al llegar, los guardas, muy amablemente me condujeron por la zona de calabozos hacia una salita donde había un detenido. Resulta que la “Section 4” consiste en que a todo detenido por sospecha de haber conducido habiendo consumido alcohol u otras drogas, hay que tomarle una muestra de sangre u orina (esto lo elige él), y eso lo tengo que hacer yo, con un kit especial de recogida de muestras tipo CSI. De momento solo he ido tres veces (bueno, y otra a pincharle un valium® a uno en un calabozo mientras tres policías vigilaban porque era peligroso y había riesgo de fuga ¡glups!), pero una de ellas, el pobre mozo decidió que era mejor idea que le sacaran sangre que mear en un bote, así que os podéis imaginar la situación; 4 de la mañana, yo con un kit que no había visto nunca e intentando sacar sangre con aguja y jeringuilla y sin goma para el brazo a un tío borracho/drogado que no conozco, mientras los guardias vigilan... Pues eso, un espectáculo.


¡Cuántos caminos le quedan por recorrer...!

Y como no os quiero aburrir más, os dejo, que me voy a trotar un rato a ver si recupero la forma un poco. En breves, mis chicas os contarán más jugosas anécdotas de nuestra interesante aventura por las húmedas tierras irlandesas

Besos y abrazos (Kisses & hugs)

Jorge


martes, 5 de febrero de 2013

First week: accomplished!!

    ¡Hola de nuevo a  todos!

    Buuuf, después de tantos días no sé ni por dónde empezar… Pero como lo último que contamos fue qué tal había ido la semana de orientación en Donegal, creo que lo lógico sería continuar por ahí, ¿no?

    La semana que estuvimos en España terminando de preparar todo fue una absoluta locura. Pese a que antes de irnos a Donegal ya nos habíamos despedido de bastante gente (en previsión de que esos últimos días iban a ser moviditos), en esos siete días Jorge y yo sólo comimos/cenamos solos en dos ocasiones… Claro, que a las despedidas hubo que sumar mi cumple, ¡¡ya son 30!! Y qué buena manera de entrar en los 30, yendo esa misma mañana a que me hicieran la eco de las 20 semanas y a dos días de empezar otra aventura, ¡¡así, sí!! Cada año, el listón de mi cumple está más alto, jejeje ;)



Menudo campo de batalla teníamos montado la noche de antes...


    De preparativos no había mucho que hacer, todo el tema de los papeleos lo habíamos zanjado antes de ir a Donegal. Era más cuestión de ir pensando qué se vendría con nosotros en la maleta, y qué nos mandarían en cajas, pero poco más. Así que la noche antes de irnos, pudimos organizar una cena de despedida con todos los amigos, con la bandera de Aragón incluida para que nos la firmaran (a ellos: que sepáis que ya tiene su sitio en casa ^^)

Muchas gracias a todos por venir, chicos, ya os echamos de menos!


    Y por fin llegó el sábado 26. La mañana empezó lacrimógena, por lo menos para mí. Cuando escuché la canción de Labordeta que había colgado Jorge en Facebook no pude evitar echarme a llorar. Estar en el que ha sido tu hogar durante seis años, y mirar alrededor sabiendo que sólo volverás de visita, se hace duro. Y más duro fue cuando llegó el momento de irnos y me despedí de mis peludos. Ahí sí que me cogí un soponcio elegante. Que sé que van a estar bien, pero claro, qué penica me dio cuando los dejé allí. No veo el momento de poder traérmelos… Y en el aeropuerto, oootra vez a llorar, madre mía, qué mal vicio… Estuve un poco tonta ese día, pero bueno, reconozco que a la mañana siguiente, cuando vi que hacía un solazo estupendo en Dublín (sí, sí, aunque no os lo creáis), me encontré de muy buen humor: ¡por fin íbamos a conocer Waterford!

Aquí ya se me humedecían los ojillos (y a Inés también, que lo sé yo)
En el hotel de Dublín. Toda nuestra vida, en cuatro maletas, literalmente

Esperando a que nos trajeran el coche. Vi la silla por ahí y no me pude resistir. Y jodo, soleado estaba, pero no veas qué rasca!!


    La verdad, la primera impresión de la ciudad: muy buena. Son casi 50.000 habitantes, pero son todo casitas bajas, no hay edificios de más de 4 ó 5 alturas, y está todo muy cuidado. Lo único que le veo feo es el río, que en lugar de tener riberas y demás para pasear es bastante industrial, pero bueno, es algo con lo que puedo vivir ;) Habíamos alquilado una casita en el centro de la ciudad por medio de Airbnb (insisto, muy recomendable para los futuros viajeros que lean esto), y la chica que nos estaba esperando, Aisling, ha resultado ser un cielico de chavala (qué aragonesa soy, jajaja). Como llegamos a la hora de comer, nos había comprado una barra de pan y chorizo (sí, sí, ¡de Pamplona!), y para desayunar al día siguiente, algo de leche, mantequilla y croissantes, impresionante, ¿quién se espera un recibimiento así? La casa no era para tirar cohetes, pero para estar unos días hasta que encontráramos hogar, suficiente.


    Y a la mañana siguiente empezó la aventura: ir a la oficina de información (y es que los mapas de Waterford no están en el top ten de El Corte Inglés, precisamente), al banco, a buscar alguna inmobiliaria… A la gente le sorprende que buscáramos casa con tanta prisa, pero claro, entre que cada día que pasábamos en la casa alquilada había que pagarlo, que nos tenísn que mandar cajas desde España, que hasta que no tuviéramos casa no tendríamos acceso a internet… Pues había prisa. Así que esa misma tarde, que Jorge tenía que trabajar, quedé con el de la inmobiliaria y nos fuimos a que me enseñara casas. Madre mía, toda la tarde con él, yendo en su coche de casa en casa, y yo con mi inglés oxidado, jajaja. Pero bueno, tres horas y ocho casas después, salí victoriosa (aunque con el cerebro medio derretido de tanto usarlo) y con dos posibles candidatas. Al día siguiente, quedamos los tres para ver esas dos candidatas y nos decidimos por una: voilà, ya habíamos decidido casa, ¡y aún era martes!

    El siguiente objetivo era el coche, y después de lo rápido que había ido lo de la casa estábamos confiados. Pero no todo el monte es orégano, está claro. Empezamos por los concesionarios, por aquello de que ya que vamos a coger uno de segunda mano para empezar, que por lo menos nos dé algo de confianza y tengan garantía. Pero jodo, qué precioooosss… Cuando vi que nos ofrecían un Focus igualito que el nuestro, con 100.000 km y cuatro años, por 13.000 euros, empecé a darme cuenta de que algo no marchaba: ¡¡si nosotros habíamos pagado 3500 euros más por llevárnoslo nuevo!! O un Opel Corsa, 1.2 de segunda mano, 14.000 euros… Y encima, en algunos sitios te daban sólo dos meses de garantía, o incluso ninguno, según el coche… Así que después de tres días buscando hemos decidido que de momento, para ir tirando, vamos a comprar uno baratillo a algún particular, porque Aisling nos ha ofrecido amablemente a su novio para que le eche un ojo al coche que queramos antes de comprarlo (y es que el chico es mecánico, qué casualidad tan estupenda). Así que estamos en esa fase, cuando tengamos internet nos meteremos en las páginas de segunda mano a la búsqueda y captura de una ganga. Y que pase lo que tenga que pasar, como dice Amaral, a mí me da lo mismo…

Por cierto, que casi se me olvida... Resulta que Waterford tiene aeropuerto, con su mostrador de Budget y todo, así que nos tocó ir el otro día (viernes por la tarde) a alargar el contrato del coche, por aquello de que como no hemos comprado uno, lo necesitamos unos días más. Bueno, pues es el aeropuerto más pequeño en el que he estado en mi vida, cuando entramos parecía un decorado de mentirijilla, lo juro. Encima tuvimos que esperar bastante rato a que viniera el de Budget, totalmente solos, fue una sensación bastante kafkiana, ¡y la situación también! Así que nos acordamos de vosotros y os hemos dejado un video ;) (ah, y no, no tengo paperas, es que me estaba comiendo una moneda de esas de gominola tan buenas españolas que me raciono cuidadosamente, jijijiji) (y sí, se aceptan envíos, jijijiji)



    Y por otro lado, desde el viernes estamos instalados en nuestra casita :))) para mí es un sueño hecho realidad, con su jardín delantero al lado del cual aparcamos, el trasero en el que caerá alguna que otra barbacoa, la cocina amplia, el aseo debajo de las escaleras, la chimenea… Lo que es la casa en sí me encanta, pero encima, tal y como está amueblada y decorada, me tiene loca, porque es muy de nuestro estilo. La verdad, cuanto más lo pienso menos entiendo cómo pude dudar con la otra, Jorge lo tuvo claro desde el primer momento… No veo el momento de que lleguen nuestras cosas de España para ir personalizándola más ^^

Sí, soy yo. Y no, no estoy conduciendo, el volante está al otro lado :P



Esta y alguna otra las he cogido de la página de la inmobiliaria, por eso se ven tan feúchas...

La habitación de invitados (esperamos tener muchos!!)

La habitación de Inés ^^

La nuestra, son su propio baño y todo :))


    Y de momento lo dejo aquí, que si no se va a hacer una entrada demasiado larga. En la próxima entrega: “¿Qué tal Jorge en su trabajo? ¿Qué venden en los supermercados irlandeses? ¿Cómo lleva Ingrid lo de conducir por la izquierda? ¿Habrán encontrado coche de una santa vez nuestros protagonistas? ¿Es tan bueno como dicen el clima del ‘Soleado Irlanda’?”

    Jijijiji, un abrazo a todos y hasta la próxima!!!
Ingrid

jueves, 24 de enero de 2013

Al final seremos tres...

Como siempre hemos sido de los que opinan que "cuantos más seamos, más nos divertiremos" y nos van las emociones fuertes, hemos pensado que no podíamos lanzarnos a la aventura de vivir y trabajar en otro país nosotros solos, así que nos hemos liado la manta a la cabeza y nos hemos sacado el carné de padres.

Sí, sabemos que va a ser un follón de la leche, pero nos apetecía muchísimo empezar este proyecto con un nuevo miembro (o, en este caso, miembra, je, je), para que pueda disfrutar con nosotros de los viajes y cambios que nos esperan, así que... ¡con un par!

Pues eso, que tras 19 semanas y habiendo confirmado ecográficamente que todo está bien y en su sitio, os presentamos, muy orgullosamente, a nuestra futura compañera de piso, Inés.

¿A que es maja?

Piernas de montañera y cabezón aragonés, of course!

Y con este notición, despedimos la conexión para seguir haciendo maletas y metiendo nuestra casa en cajas de cartón, porque el sábado nos vamos de verdad. Seguiremos informando...

Besos y abrazos

Jorge

lunes, 21 de enero de 2013

¡Toma de contacto superada!


   Y ya estamos otra vez en casa, pero solo durante una semana, así que si todavía no te has despedido de nosotros, tienes una última oportunidad entre los días 19 y 25 de enero, que volveremos a estar por tierras mañas antes de marcharnos definitivamente. Ahí lo dejo…

   Por ahora os vamos a relatar cómo ha ido esta primera semana de “orientación laboral” y, sobre todo, de aclimatación a la vida irlandesa.

   Tras realizar un cómodo vuelo Madrid-Dublín con la lujosa compañía Ryanair (vuelos ida y vuelta por menos de 100 euros, por si os animáis a venir) y pasar la primera noche en un hotel cercano, llegó la hora de la verdad: ¡¡¡conducir por la izquierda!!! Y no solo eso, sino que también hay que cambiar de marcha con la mano izquierda, adelantar por la derecha, salir de la autopista por la izquierda y, por supuesto, hacer las rotondas hacia la izquierda sin hostiarte con nadie ni meterte en el sentido contrario, claro. Dicho y hecho, cargamos las maletas en nuestro flamante Opel Corsa rojo, sacamos el mapa y nos decidimos a salir del parquin de Dublin e incorporarnos a las calles de la capital para cruzar el país hasta nuestro destino (230 km, que esto no es muy grande, no creáis). Y la verdad es que no fue muy mal la cosa. Al principio, por autopista, la cosa era sencilla: conduces como una vieja y ya; por tu carril, a 80-100 y sin adelantar que, además, cosa curiosa por aquí, llovía que daba gusto. Después, conforme nos adentrábamos en la Irlanda rural y profunda, las carreteras se fueron haciendo más estrechas y sinuosas, los arcenes fueron desapareciendo y el nivel de adrenalina, aumentando. Tanto es así que, en un momento dado, nos decidimos a dar el paso y, con nuestros impresionantes 50 cv, echamos el intermitente y… ¡hicimos nuestro primer adelantamiento! A partir de ahí, pan comido; cambiando de emisora, manejando la calefacción, etc. Hablando en serio, la verdad es que el cerebro se acostumbra muy rápido a estos cambios y, como los pedales están en el mismo sitio, la cosa va bien.

Nuestra "bestia roja" en un bonito paisaje
   Para estos días, como Ingrid tenía que quedarse  esperándome mientras yo iba a “trabajar”, decidimos alquilar una casa con Airbnb. Y la verdad es que nos salió muy bien la jugada, ya que encontramos una casa espectacular, casi por el mismo precio que nos hubiera costado una habitación de hotel. La casa tiene de todo: chimenea, cocina, dos habitaciones, jardín, salón con vistas a este último, tele por satélite, etc. Y dos cobertizos con leña y carbón suficientes para sobrevivir  durante un invierno nuclear. La verdad es que a la casa no le falta ningún detalle y, cuando llegamos, nos habían dejado pan y una tarta de bienvenida. La verdad: impresionante y muy recomendable.

Vistas desde el comedor


El comedor de la casa

No, no es Pacman, es la tarta de bienvenida
   ¿Que qué tiempo hace por aquí? Pues muy seco y soleado, con máximas de 22ºC y mínimas de 14ºC por la noche. Jejeje, ojalá... Pues la verdad es que, entre que es invierno, Irlanda, y el noroeste, más o menos como nos imaginábamos: llueve. Eso sí, nos hemos acordado mucho de otros emigrantes españoles que andan por Alemania (sí, José Carlos, Eva y Elena, sois vosotros), porque nos decían que allí, en poco rato pasaban de la lluvia, al sol, a estar  nublado, volver a llover un poco, aguanieve y despejado otra vez, y aquí pasa un poco igual (menos hoy, que ha amanecido con agua, son las 7 de la tarde y seguimos con la misma humedad que en la fosa de las Marianas). Pero vamos, frente a la chimenea no se está nada, pero que nada mal…

Ingrid muy adaptada a la nueva casa

Llegar a casa y encontrarte esto, no tiene precio ¡Gracias, Ingrid!


   Y en cuanto al trabajo, pues no ha estado mal la cosa. La primera semana ha sido de papeleos varios: conseguir mi número de la seguridad social (el PPS), abrir una cuenta en el banco, hacerme un seguro de responsabilidad civil, firmar el contrato ¡¡¡¡SIIIIIIIIIII, UN CONTRATO DE MÁS DE TRES HORAS!!!! y estar de observador con médicos de allí durante la consulta diaria y durante las guardias nocturnas, que será básicamente mi cometido. Para los del gremio, comentar que las consultas de allí son básicamente iguales a las de aquí, pero con un paciente cada 15 minutos, menos papeleo y, sobre todo, mucho más respeto por parte de los pacientes (los irlandeses, a diferencia de los españoles, no llevan un médico dentro, je, je, je...). No obstante, cuando me enfrente yo solico a los toros, ya os comentaré cómo va la cosa en primera persona, que hasta ahora solo lo he visto desde la barrera. La empresa que me contrata me lo ha puesto todo muy fácil desde el principio, ayudándome con todo lo necesario para agilizar los trámites burocráticos y dándome un "pack for new doctors" con cartas para facilitar que me abrieran la cuenta bancaria, con un mapa con la ubicación de la oficina de la segridad social, dos copias firmadas de mi contrato, etc. Vamos, igualico que en España (ironía mode "on").

El pack de inicio para los nuevos médicos

   Así que la primera semana de toma de contacto con nuestra nueva vida en Irlanda nos ha dejado bastante buen sabor de boca, con buenas sensaciones, que es lo importante. El trabajo va a ser muy parecido al de España, pero con menos carga asistencial y mejor pagado. Los precios de las cosas cotidianas son muy similares a los españoles, salvo la gasolina que es algo más cara. La gente es realmente agradable y no creo que tardemos mucho en hacer amigos por aquí (tranquilos, que no nos olvidamos de los que ya tenemos), ya que, además, la población en general es bastante joven. Y la isla ofrece un montón de posibilidades de disfrute y aventura, con paisajes de escándalo y mucha historia por estas verdes tierras que, seguro, nos depararán más de una aventura cuando podamos explorarlas en condiciones.

La dura rutina diaria de encender la chimenea...


   Y como no podía ser de otra forma, también tuvimos nuestro momento Oh my god! o también conocido como: "¿¡¡Pero cómo coño nos hemos metido aquí!!?" El último día, antes de venir, la isla se despertó con una lluvia de finos copos de nieve que auguraban un viaje de vuelta entretenido. No obstante, como la nieve no cuajaba y los paisajes nevados no son muy habituales aquí, decidimos que bien podíamos, tras salir yo de trabajar, comer y echar una "spanish siesta" para coger el coche más descansados. A eso de las cuatro, con las maletas cargadas, emprendimos camino con nuestro pequeño coche hacia la capital, decidiendo, para acortar, cruzar por una carretera aún más rural pero, en teoría, menos transitada y por la que no habíamos ido todavia. Y aquí empezó lo bueno. Cuando llevábamos solo unos cuantos kilómetros y el cielo empezaba a oscurecerse, la nevada se intensificó y empezó a cuajar... Así que os podeis imaginar la escena: los dos metidos en un Opel Corsa, cargados con las maletas, por una carretera comarcal que no sabíamos cuándo se terminaría, con la nieve cuajando en el asfalto, sin cadenas, conduciendo por la izquierda por una carretera sin arcenes por la que caben dos coches justitos y a más de 200 km de Dublín ¿Tensos? Noooooo, ¡lo siguiente! Poco a poco fuimos superando pequeños objetivos, llegamos a un pueblo (¡civilización!), de ahí pasamos a la carretera nacional, posteriormente a la autovía y, finalmente, a Dublín. Pero vamos, durante el camino llevé el ojete que no me cabía ni el bigote de una gamba. Eso sí, ahora ya, tras conducir de día y de noche, con lluvia, viento, niebla, sol y nieve, lo de conducir por la izquierda es un asunto que no nos preocupa lo más mínimo.

De estas hay por todas partes


   Y eso es lo que ha dado de sí esta primera semana. Ahora toca descansar y prepararse para el salto definitivo, que será el próximo sábado, día que nos vamos a Waterford, la ciudad donde trabajaremos y viviremos definitivamente, donde tendremos que buscar casa lo antes posible para instalarnos y donde empezaremos a integrarnos en la vida irlandesa de verdad. Allí os esperamos. ¡Todos seréis bienvenidos!

Un abrazo

Jorge